La peritonitis infecciosa felina (PIF) es una enfermedad que, a pesar de los esfuerzos veterinarios, suele tener un desenlace mortal. Su prevención es clave para evitar que tu gato se contagie. Te lo contamos en este artículo.
La mutación del virus.
Esta enfermedad se viene caracterizando desde hace muchos años y es bastante compleja. Inicialmente, el gato se enferma con Coronavirus felino (CoVF).
Este virus se aloja en el intestino de los gatos, sin embargo, es capaz de mutar con mucha facilidad.
La mutación permite al virus salir del intestino y diseminarse a través de todo el organismo, provocando una enfermedad sistémica conocida como la peritonitis infecciosa felina, o más conocida por sus siglas, PIF.
Las cepas de estos virus circulan libremente entre la población felina y algunas se caracterizan por ser más virulentas que otras.
Aquí entra en juego el sistema inmunológico de tu mascota ya que, solo aquellos individuos susceptibles desarrollaran la enfermedad.
¿Cómo se contagia?
Por vía oral y respiratoria a través de las heces, saliva u orina.
Seguro te estarás preguntando cómo no hay brotes grandes con la facilidad de diseminación que tiene la enfermedad. Un estudio demostró que el virus debe mutar más de una vez para provocar la infección sistémica causante del clásico desenlace fatal.
¿Qué síntomas presenta?
Los síntomas varían: fiebre pasajera, pérdida de peso, anorexia, vómitos y diarrea.
Además, es común observar cierta letargia en tu mascota.
El PIF se puede presentar de 3 maneras distintas, cada uno presenta una sintomatología diferente:
–Exudativa o húmeda: inflamación de la pleura (membrana que recubre la cavidad torácica y los pulmones) y el pericardio (membrana que envuelve el corazón). Según el tejido afectado puede causar pleuritis o peritonitis.
–Forma no exudativa o seca: aparición de lesiones que luego se transforman en focos de necrosis. Esta forma de la enfermedad está caracterizada por fiebre que vuelve a aparecer continuamente y no responde al tratamiento con antibióticos.
–La tercera combina las dos formas anteriores: Comienza como una forma húmeda que luego, transiciona a la forma seca.
¿Cómo se diagnostica el PIF?
A veces es muy difícil determinar externamente los síntomas, pero dos de los más comunes son: distensión abdominal e ictericia (coloración amarilla de las mucosas)
A pesar que hace años se viene estudiando el PIF, su diagnóstico aún continúa siendo un reto.
No existen pruebas definitivas que identifiquen con claridad la infección. Por esta razón, el diagnóstico se concluye luego de varias pruebas que van confirmando con mayor certeza la sospecha de PIF.
Uno de los test más comunes es el de sangre en donde se analizan las proteínas y globulinas. Sin embargo, no suele hacerse de manera aislada, sino que varias pruebas en simultáneo es la forma más acertada de confirmar el diagnóstico.
¿Qué factores favorecen la formación del PIF?
-Edad. La mayor cantidad de casos se dan en gatitos menores a 2 años. La madre es la principal fuente de contagio para los cachorros, es por esto que el destete precoz es una de las prácticas más comunes para evitar la diseminación de la enfermedad.
-Número de gatos infectados que conviven en la misma casa y condiciones en las cuales viven.
-Estrés, directamente relacionado con la fortaleza del sistema inmunológico.
-Genética.
¿Es efectiva la vacuna contra el Coronavirus felino?
Si bien aún no está instalada a nivel mundial, en muchos países se usa de manera preventiva. Numerosos estudios han demostrado niveles de protección muy variados en función de las condiciones en las que vive el gato y la genética.
Debido a la dificultad en el diagnóstico y la alta fatalidad de la enfermedad, la mejor forma de cuidar a tu mascota es a través de la prevención.
Si los ves bien, te sentís bien.
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